Complementos dietéticos: cuidado con lo
"natural"
Qué significa esto? Tanto los suplementos nutricionales de determinadas
vitaminas y minerales, como muchas de las hierbas o extractos de plantas que
podemos comprar en las mal llamadas "tiendas de dietética" pueden
tener una potente actividad biológica en humanos.
La legislación prohíbe utilizar la palabra "natural" en diversos
complementos, productos, suplementos y preparados que se venden con pretendida
finalidad sanitaria.
La palabra "natural" acompaña hoy, con la mayor alegría, a miles
de complementos alimenticios, suplementos nutricionales, productos a base de
plantas "quemagrasas"y
demás sustancias con supuestas propiedades saludables. No obstante, utilizar
ese adjetivo en estos casos es una práctica que prohíbe de
forma explícita la legislación española. A simple vista no
parece tener mucho sentido, ya que lo natural nos evoca imágenes más saludables
(como la lactancia natural) que lo artificial (como la silicona líquida). Para salir de dudas, en el presente texto se amplía qué prohíbe de
forma concreta la legislación y por qué lo hace.
Productos naturales: ¿qué prohíbe la
legislación?
La prohibición antes descrita ya casi es mayor de
edad: tiene 17 años. En agosto de 1996 se hizo público un Real Decreto que delimitó las características a
cumplir por la publicidad y la promoción comercial de productos, actividades o
servicios con pretendida finalidad sanitaria. En él hallamos que está prohibido usar el término
"natural" como característica "vinculada a pretendidos efectos
preventivos o terapéuticos" (es decir, para
prevenir una enfermedad o para curarla ) en cualquier clase de publicidad o promoción (directa, indirecta, masiva
o individualizada) de:
· remedios secretos
· fórmulas magistrales
· productos en fase de investigación clínica y
· productos (diferentes a los medicamentos o a productos sanitarios con normativa específica), materiales,
· fórmulas magistrales
· productos en fase de investigación clínica y
· productos (diferentes a los medicamentos o a productos sanitarios con normativa específica), materiales,
sustancias, energías o métodos con pretendida finalidad sanitaria.
El impacto de la palabra
"natural" en el consumidor
Para abordar bien esta cuestión conviene empezar por
el principio: ¿qué quiere decir "natural"? Según la Real Academia
Española (RAE), es todo lo perteneciente o relativo a la naturaleza. En tal
caso, ¿qué es la naturaleza? Pues, de nuevo según la RAE, es el conjunto, el
orden y la disposición de todo lo que compone el universo.
Así, en sentido estricto, el límpido aire de un
frondoso bosque de coníferas de California es tan "natural" como el
tóxico y maloliente azufre extraído de la corteza del Teide. Sin embargo,
mientras que pagaríamos en euros contantes y sonantes un extracto de alcachofa
adornado con la frase, "tan natural como la madre tierra", no
soltaríamos ni medio céntimo si la frase fuera "tan natural como el uranio
radioactivo".
Estas reflexiones pretenden exponer que mientras que
la población asocia la palabra "natural" a algo saludable, lo cierto
es que el fabricante puede utilizarla en un extracto de una planta que ha
sufrido un sinfín de modificaciones físicoquímicas, pero cuyo origen es, de
forma indiscutible, la naturaleza. O en unos compuestos a base de vitaminas,
minerales y aminoácidos, elaborados en un laboratorio pero provenientes de
nuestro universo. Aunque hay más, ya que el hecho de que una sustancia sea
"pura" y originaria de una planta (sin ir muy lejos, la cocaína) no
garantiza su salubridad, como se amplía a continuación.
Natural no es sinónimo de seguro, inocuo o
beneficioso
Esta es una frase que no se cansan de repetir las
autoridades sanitarias, nacionales o internacionales. En España, por ejemplo,
la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) explica que "el hecho de
que en muchas ocasiones se emplee el término 'natural' para describir productos
o terapias complementarias y alternativas no significa que sean inocuas, es
decir, que no hagan daño".
Las plantas o sus extractos, por ejemolo, es preciso saber que contienen
mezclas complejas de sustancias químicas orgánicas (alcaloides, glicósidos,
saponinas, etc.) y conviene evaluar su seguridad a largo plazo antes de exponer
a toda la población a su consumo indiscriminado, algo que no suele hacerse. En el proceso de elaboración del producto, asimismo, se puede alterar su
actividad farmacológica y la concentración de sus constituyentes.
Los siguientes son algunos ejemplos, tomados del compendio médico 'Harrison's principles
of internal medicine':
- Los productos a base de plantas que contienen determinadas especies de Aristolochia se han asociado con neoplasias genitourinarias.
- El uso de extractos de Kava (Piper methysticum) generó en 2001 diversos casos de insuficiencia hepática fulminante.
- Determinados productos con Ginkgo biloba se han asociado con hemorragias postoperatorias.
- Los suplementos con Ephedra sinica ("ma huang", en chino) se han vinculado de forma clara a eventos adversos graves y mortales.
No extraña, por tanto, que el National Center for Complementary and Alternative haya declarado en marzo de 2013 que el uso, por parte
de un fabricante, del término "certificado" o "verificado"
o "estandarizado" en un complemento alimenticio o en un suplemento a
base de plantas (o "suplemento herbal") no garantiza la calidad del
producto, que la cantidad del ingrediente activo puede ser inferior o superior
a lo detallado en la etiqueta ("lo que aparece en la etiqueta puede no ser
lo que hay en el frasco"), que un suplemento a base de plantas puede
contener docenas de compuestos con principios activos no conocidos y que dicho
suplemento puede estar contaminado con otras hierbas, pesticidas o metales, o
incluso adulterado con ingredientes no declarados, como
medicamentos.
Y tampoco extraña, por último, que el Grupo de
Revisión y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas
Nutricionistas (GREP-AEDN) detalle que una de las características que
define a los productos fraudulentos es que contengan "afirmaciones que
sugieren que el producto es seguro, ya que es 'natural'"
Antes de
encandilarnos con brillantes promesas y términos que suenan bien, conviene
recordar que una alimentación equilibrada es como un abrazo: no necesita
palabras "comodín" para que sepamos que es saludable.