EL ESTRÉS: COMBATIRLO A TRAVÉS DE LA ALIMENTACIÓN
La clave para
combatir el estrés se basa en descubrir su origen y encontrar el modo de reducir
su causa o de vivir con ella. Una alimentación saludable y regular puede
contribuir a que el organismo venza, por lo menos, algunos de sus efectos
negativos.
Independientemente de que la fuente de estrés sea
física o emocional, el organismo reacciona bombeando adrenalina, una hormona
que a su vez desencadena toda una serie de respuestas hormonales y nerviosas
por todo el organismo que nos preparan para la lucha o la huída. A pesar de que
la mayoría del estrés que sufrimos hoy en día no requiere una respuesta física
rápida, nuestro cuerpo sigue reaccionando de esta forma anticuada. Desde el
primer segundo de ansiedad, el ritmo cardíaco se acelera, la visión se agudiza
y se desvía sangre a los músculos, al tiempo que se espesa, anticipando la
curación de heridas.
El estrés físico, para el que estas reacciones
resultan especialmente útiles, es por lo general pasajero; tras él, los niveles
hormonales vuelven a la normalidad y el sistema nervioso recobra un estado de
menor alerta. En ocasiones, el estilo de vida actual lleva a un estrés mental
de larga duración, que puede hacer que el organismo se encuentre en un estado
de reacción al estrés durante períodos prolongados.
Vivir bajo presión
No se conocen todos los efectos del estrés en las
necesidades nutricionales, pero se sabe que bajo estas circunstancias, el
metabolismo del organismo puede estar sometido a gran presión. Este estado
puede tener repercusiones en el sistema inmunitario; disminuyen nuestras
defensas y somos más vulnerables a contraer infecciones o enfermedades.

Los estudios revelan asimismo que la carencia de
vitamina C reduce la actividad de los macrófagos, células inmunitarias que se
comen literalmente a las bacterias y los virus invasores. Una menor cantidad de
macrófagos aumenta nuestra propensión a contraer resfriados y gripe, lo cual, a
su vez, contribuye a agotar nuestras reservas de vitamina C.
Cuando nos exponemos a largos períodos de estrés, es
conveniente reforzar el sistema inmunitario tomando grandes cantidades de
alimentos ricos en beta-caroteno (precursor de la vitamina A) como zanahorias,
verduras de color verde oscuro y frutas de color amarillo y naranja.
El consumo regular de las vitaminas C y A, junto al de
ácido fólico y zinc, es vital para el funcionamiento adecuado del sistema
inmunitario. El ácido fólico se encuentra en las las espinacas y otras verduras
de hoja verde, mientras que los alimentos ricos en zinc son la carne de
cangrejo, las ostras, el germen de trigo, el hígado, las semillas de calabaza y
la carne roja.
El poder de las proteínas
Las necesidades proteicas del organismo también pueden aumentar en situaciones de estrés permanente. En tales circunstancias, es especialmente importante incluir en nuestra dieta pescado, pollo, pavo, carne roja magra, huevos, leche, legumbres, frutos secos, semillas, etc. Una dieta pobre en proteínas puede reducir de forma considerable las defensas inmunitarias y la capacidad de combatir las infecciones. El pescado azul, como el salmón, la trucha, el atún , el jurel, las sardinas, resulta especialmente apropiado, ya que también proporciona grasas esenciales capaces de fluidificar la sangre. De este modo, se contrarrestan las propiedades espesantes de la adrenalina.
Las necesidades proteicas del organismo también pueden aumentar en situaciones de estrés permanente. En tales circunstancias, es especialmente importante incluir en nuestra dieta pescado, pollo, pavo, carne roja magra, huevos, leche, legumbres, frutos secos, semillas, etc. Una dieta pobre en proteínas puede reducir de forma considerable las defensas inmunitarias y la capacidad de combatir las infecciones. El pescado azul, como el salmón, la trucha, el atún , el jurel, las sardinas, resulta especialmente apropiado, ya que también proporciona grasas esenciales capaces de fluidificar la sangre. De este modo, se contrarrestan las propiedades espesantes de la adrenalina.
Una alimentación que ayude a combatir el estrés
consiste, simplemente, en una dieta sana y equilibrada en la que se seleccionan
los alimentos adecuados. El ejercicio regular es también importante ya que
estimula la producción de endorfinas (sustancias naturales que hacen que
estemos de buen humor) y mejora la forma física.
AQUELLAS PERSONAS QUE ESTÁN BAJO UN ESTRÉS CONSTANTE DEBERÍAN PLANTEARSE
CAMBIAR SU ESTILO DE VIDA